12 agosto, 2006

A todo a quien gane



En España hay gente muy rara, y muchos de ellos nos llaman a los servicios de información telefónica. De hecho, esa gente tiene gran parte de culpa de que este blog exista.
Pero parece que en Japón hay un fulano un pelín más raro:

Un japonés ha sido arrestado esta semana tras realizar 37.760 llamadas teléfonos de información telefónica en las que se quedaba en silencio porque quería escuchar las "amables" voces de las teleoperadoras.

El hombre de 44 años ha admitido los cargos de obstruir las operaciones de Nippon Telegraph and Telephone, al realizar más de 905 llamadas al día desde su teléfono móvil, aseguró el diario japonés Mainichi Shimbun en su página web.

"Cuando hice una llamada de queja una vez, la operadora se ocupó de ello muy amablemente, por lo que quería escuchar las voces de esas mujeres", aseguró el hombre a la policía de Hiroshima, según el periódico.

La policía cree que las llamadas, realizadas entre marzo y julio de este año, causaron alteraciones psicológicas a más de 100 operadoras telefónicas, aseguró el Mainichi.

Desconozco el precio de los servicios de información en Japón, pero al precio de el servicio más caro de los que yo atiendo, el gasto hubiera sido de nada menos 44677.63 euritos de nada. Eso sí, IVA incluido.
Gracias a GatoVolador por informarme de la noticia.

4 comentarios:

Toxcatl dijo...

Joder!!!
este al menos no pedia datos chorras...

Teodoro dijo...

¿No quieren que la gente llame y gaste su dinero en llamadas?
Ese señor les paga por no hacer nada y lo detienen.
No hay quién les entienda.

Anónimo dijo...

joder, 905 llamadas al día!! menudo tarao, no hacía otra cosa no? ni comer, ni dormir... estan locos estos japos!

Anónimo dijo...

Un poco flipadillo el tío, sí. En mi servicio, un chaval llamría, sin exagerar, como 200 veces al día durante cuatro o cinco o días sólo para hablar con una de mis compañeras. La decía de todo, tanto bueno como malo, y se convirtió en un auténtico cachondeo.
Y a ese sí que le salía la llamada a más de un euro, hubiera dado pasta por ver la cara de su padre cuando llegase la factura...